Este fin de semana he oido una curiosa teoría que defiende que te quiero es mejor que te quiero mucho. Su dueña afirmaba que el primero es el que utilizas cuando se lo dices a alguien que realmente quieres, mientras que el segundo es más habitual con amigos o personas conocidas. Por ejemplo: a tu novio le dices que le quieres, mientras que de otras personas siempre dices que les quieres mucho.
Le ha dado un par de vueltas al tema y resulta que puede que tenga razón. Esto del querer es como estar embarazada: o si o no. O me quies o me quieres. Lo del mucho es un matiz que añadimos para decir que eres especial.
Querer de verdad a alguien es un proceso largo, lleno de altibajos, pero la sensación final es de las mejores del mundo. Al final, se trata de una sensación bastante agradable que te lleva a querer compartir un montón de cosas de forma absolutamente desprendida. Y eso si que mola.
2 comentarios:
Y la de : Prefiero que me quieres siempre a que me quieres mucho, quiéreme un poquito menos cada día pero que nunca se acabe, eh?
Últimamente me ronda esa por la cabeza...
Y también hay otra muy buena: quiéreme cuando menos me lo merezca porque será cuando más lo necesite.
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