Los canallas siempre caen bien. Generalmente son tíos divertidos, que hacen la vida que quieren y que tienen un corazón como la copa de un pino. Yo conozco a varios. De hecho, los tengo muy cerca. Y los quiero mucho. Además, son gente con un carácter bastante peculiar. Dios suele ser su amigo, como decía alguien aquí, y eso es siempre una garantía.
Por otro lado están los chicos buenos. Que suelen ser un rollo. A estos nos adoran las madres de nuestras novias, pero éstas se cansan de tanto buenísmo. Según crecemos, los chicos buenos somos mejor vistos, pero hasta el momento hemos sido un coñazo porque siempre hemos cumplido con las reglas establecidas y hemos dado pocos quebraderos de cabeza.
Si eres un chico bueno, te sueles llevar bien con los canallas. Ellos ven en ti cierta tranquilidad y sosiego. La vida que aspiran a llevar cuando crezcan y sienten la cabeza. Nosotros -los chicos buenos- vemos en ellos a esos que han sabido usar su libertad para ser aún más libres y disfrutar de cada minuto.
¿Y por qué digo esto?Dejando claro que no me cambiaría por nadie en el mundo, creo que un poco de canallesca no me hubiese venido mal a lo largo de mi vida.
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