miércoles, 4 de febrero de 2009

Derrotas

Hay días que te levantas y descubres que has estado haciendo el imbecil con la gente que quieres durante mucho tiempo. No hay problema. Tiene solución. Basta con reconocerlo, pedir perdón y poner los medios necesarios para que no vuelva a suceder. Si lo haces, dejas de ser un insoportable para volver a convertirte en el tío majo que cae bien.

He vivido esa transición. Y es jodida porque cuando estás metido en una burbuja de tristeza, todo te da igual y te comportas como un cretino sin darte cuenta. Pero de repente, algo hace click y te das cuenta. Esos momentos hay que aprovecharlos porque son los que te reconcilian con el mundo.

Es increíble como cuando uno está triste desaprovecha oportunidades estupendas. Ahora las voy a utilizar todas. Sin excepción. Ha llegado el momento de empezar a cambiar cosas. Puede que mi plan inicial no haya triunfado, pero no pasa nada. Tengo la conciencia tranquila: lo he luchado a muerte y he demostrado que me importa.

Además de saber ganar, hay que perder con dignidad y caballerosidad. YO he perdido, pero seguro que las batallas que vendrán las ganaré. De momento, además de mi derrota me llevo la reconciliación con gente querida, que es bastante agradable.

Los espartanos aprendieron de sus derrotas. Yo también.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uno puede permitirse perder, pero no puede permitirse el lujo de perder la lección. De todas las experiencias se aprende, tanto de las buenas como de las malas, lo que en un futuro nos sirve para llegar a ser mejores personas.

Mientras uno actúe siguiendo a su corazón, nunca debe arrepentirse ni mucho menos pedir perdón por sus actos.

RMT dijo...

Tío eres tan majete, que vamos a hacer mchas cosas juntos