Hace unos días hablaba con un buen amigo al que le contaba mi historia -últimamente lo hago con todo el que lo quiera oir- y se sorprendía mucho. El ha vivido situaciones similares y creo que en el fondo al oirme la revivía. Se indignó porque está convencido de que somos tíos de una pieza, con un futuro bastante bueno y, sobre todo, buena gente. Yo me cuestiono las dos primeras partes, pero no la segunda.
Seguimos hablando del tema y aparecieron frases tan manidas como "no saben lo que quieren", "están grilladas" y demás consignas que tan bien nos hacen sentirnos en esta situación. Al final, lo que me queda claro es la situación ha cambiado y los valores también. Alguien decía que el problema es que ahora siempre hay una excusa para romper una relación, lo que hace que los compromisos sean cada vez más ligeros y tengan menos valor. Creo que es una definición bastante acertada y algo que me entristece. Yo creo en los compromisos y en que hay que luchar para mantenerlos.
Esto tampoco significa que haya que forzar las cosas hasta niveles insoportables, pero cuando la cosas se relativizan aumenta la probabilidad de que desaparezcan.
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