Querida:
Este blog empezó como un sitio donde poner mis ideas, pero enseguida se reveló en una forma de decirte todo lo que pensaba sobre ti. Ahora estamos lejos, demasiado, más de lo que lo hemos estado nunca. Y no me acostumbro. Me dijiste que esta distancia es para siempre, pero lucharé para que sea momentánea. Me encantaría demostrarte -déjame hacerlo- que podemos ser felices. Lo hemos sido y tenemos todas las cartas para triunfar. Sólo tenemos que saber aprovecharlas. Jugarlas de la forma adecuada.
Desde la última vez que te vi, no he dejado de pensar ni un día en ti. Cada cosa que veo me recuerda a ti y me lleva a pensar la cantidad de cosas que hemos dejado por hacer. ¿Por qué? Dices que no eres féliz. La felicidad es un estado del alma y te garantizo que puedo cambiar la situación. He hecho cosas más difíciles, pero sólo tienes que dejarte y colaborar conmigo.
En los últimos cinco años, todo lo que he hecho tenía un objetivo: tú. Estar contigo ha sido lo mejor del mundo. La mejor experiencia que he vivido y me duelo pensar que se ha acabado. Que se termina, justo cuando veíamos la luz. Justo cuando se abría ante nosotros un futuro lleno de cosas buenas.
La semana que viene estaré en Baqueira. Será la primera vez en cinco años que cuando me calce las tablas no te empujaré por la espalda para darte impulso. Será la primera vez que no tendré que mirar a otro lado para ver por donde bajas. Y se me hace un mundo.
Podría estar toda mi vida dándote razones para estar contigo, pero no sé si sería muy útill. Espero que un día leas estos y sepas cuán profundo era lo que sentía.
TQ
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