Esta es una historia de lealtades y deslealtades, de amistad y enemistad. Hay un viejo dicho que indica que cada reunión de gente es como una microsociedad en la que cada miembro tiene un papel y lo desempeña de manera clara. En un grupo, con el paso del tiempo, todos nos vemos reflejados: con nuestras estrellas y miserias.
Pues bien, mi experiencia me dice que es verdad. En los últimos meses he descubierto la cara más agradable de la vida, pero también la más mezquina.¿Y con cuál me quedo?Pues, evidentemente, con la primera. Cuando vienen mal dadas, siempre son los mismos los que empujan. Cuando hay que currar a muerte, siempre son los mismos. EN cambio, cuando hay que ponerse medallas o quedar bien es cuando aparecen los otros; los mezquinos, los de "...tienes 5 minutos" o "es que me va fatal hacer eso".
Al final, se aprende y todos sabemos que los comprometidos con unas ideas y unas personas terminan siendo mucho más libres y felices. El resto, se tiene que pasar la vida justificando sus actos. Y eso debe ser muy cansado
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