martes, 13 de mayo de 2008

Como un malabarista




Estas últimas semanas me siento como el tío de la foto. Mi vida es un malabar continuo en el que entran demasiadas bolas: familia, MBA, obligaciones, trabajo...y todas ellas con dificultades crecientes. El único respiro se produce cuando lanzas una bola y pasa uno o dos segundos hasta que cae la otra. Esos momentos son los que me sirven para pensar en mis cosas, en mi vida, en lo que quiero hacer....

De momento, sólo hay una bola que no quiero que se rompa. Espero poder cuidarla para conseguir que este siempre en mi juego de malabares. Es la mejor, la que más me gusta y, de momento, la única que estoy deseando que vuelva a caer en mis manos.

Había quien decía que de todo esto se aprende. Es cierto. Así que toda esta carga de obligaciones me sirve para priorizar y saber qué es lo más urgente. Es una buena enseñanza porque muchas veces nos perdemos en lo irrelevante. AH!! y se gana sentido del humor, que es muy importante

1 comentario:

Jezbeth dijo...

Pues nada, vigila las bolas de cristal que esas no pueden romperse. Ánimo.