Ayer le ví. Con su pelo desgarbado y esa cara de despiste que le acompaña a todas partes me saludó muy cariñoso a la vez que intentaba que no se le cayese el cubo con las latas. Verle allí me sorprendió, pero fue otro detalle más para confirmar su perseverancia.
Nos conocimos hace dos años. Y desde entonces hemos mantenido el contacto. Nuestro primer encuentro fue un roce fuerte: ahí descubrí su nobleza. Nos vemos poco, pero cuando lo hacemos es divertido.
Desde hacia meses le vengo leyendo en su azotea. He de reconocer que algunos temas me pillan un poco lejos, pero cuando escribe con el corazón no tiene quien le gane. Siempre he envidiado a la gente con talento -yo soy del perfil currante-, pero he detestado a los que no lo aprovechan. Mi amigo es de los que tiene ideas buenas a raudales y las encauza. La última es de libro y hubiese estado bien participar en ella.
Me debe un texto que publicaremos aquí dentro de poco y todos podremos ver lo bueno que es. Espero que si te lo encuentras algún día sepas aprovechar todo su potencial, porque es mucho.
1 comentario:
Ey! Tiene talento... pero también es un currante!!
Ha tenido que aprender a sacarle el máximo partido a ese talento, y aún está aprendiendo. Lo mejor que tiene es que es bueno, y que se fía de la gente. Y confía en la gente.
Es mi hermano mayor. Y aunque sea el pequeño, uno de los seis mejores hermanos que hay en el mundo.
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