martes, 13 de julio de 2010

Una fiesta

Que España gane el Mundial es algo más. Para generaciones enteras de españolitos, esto no era más que un Campeonato al que ibamos cada cuatro años y una semana y media después perdía todo el interés. Los mundiales para los españoles eran los goles de Michel a Corea del Sur, pero la caída contra Yugoslavia en la prórroga; el golazo a Alemania de Goico y la nariz de Luis Enrique; la cantada de Zubi o el robo de Al Gandour. Ahora ya no. Ahora hablaremos de los goles de Iniesta, los pases de los Xabis o las paradas del gran iker.

Además el Mundial nos sirve para encumbrar a un grande; a Vicente del Bosque, que es el triunfo de la humildad y la categoría. Ayer, Santiago Segurola decía que los periodistas suelen confundir bondad con falta de criterio o blandeza a la hora de tomar decisiones y nada más lejos de la realidad. Se ha demostrado que tras Vicente del BOsque hay muchas cosas y, casi todas buenas.



Pero además de este momento memorable, el Mundial nos deja un montón de cosas. Entre las que más me gustan los planes de los partidos. Parece que no, pero la gente es capaz de hacer el pinòpuente para verlos. Y eso es importante. Y eso gusta porque demuestra las cosas realmente importantes




Si lo pensamos ¿qué es un mundial? pues la fiesta del fútbol, que no es más que jovenes dando patadas a un balón

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