la verdad es que la actualización del blog no es mi fuerte últimamente. Es más, he barajado seriamente la posibilidad de clausurarlo porque ni le dedico tiempo, ni los contenidos son muy allá -en puridad nunca lo han sido-. Sin embargo hay una razón por la que sigo: la sonrisa más bonita del mundo.
Ella me dijo el otro día que el blog debía servir para influir, para denunciar cosas que no nos gustan, para cantarle las cuarenta a quien creamos convenientes. Y tenía razón, como casi siempre. Así que lo intentaremos y seguiremos escribiendo. O al menos manchando la pantalla.
Ella es una buena razón para seguir. Ella es la razón por la que todo sabe mejor.
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