
Siempre me ha gustado mucho el rugby. Creo que es por influencia paterna y aunque no soy un gran jugador, he vuelto a los terrenos de juego.
El rugby, además de ser un deporte que poca gente entiende, reune un montón de valores que son muy válidos para la vida diaria. Entrenamiento duro y trabajo en equipo son claves. Sin ellos no hay nada que hacer.
Después, creo que tiene mucho que ver con nuestra actitud ante la vida. No es broma: se ataca, te placan, caes, das dos pasos atrás, pero lo vuelves a intentar. Ya has ganado metros. Y sigues. Una y otra vez. Hasta que ensayas. En el momento que lo consigues eres feliz, pero no puedes dormirte porque, de hacerlo, te pasarán por encima. Es dificil mantener la intensidad y hay que ser consciente de que si la pierdes luego cuesta el doble volver a entrar en el partido. Pero siempre se puede. Nunca hay que dejar de luchar.